"… Mi reino no es de este mundo…" ( Juan 18:36 ) |
Casi todos esperamos buenos gobiernos. Votamos, trabajamos y hablamos por causas que consideramos justas. Sin embargo, las soluciones políticas no tienen poder para cambiar nuestro corazón.
Aportacion de: Ben Ayala
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Muchos de los seguidores de Jesús esperaban la llegada de un Mesías que enfrentaría con un enérgico poder político a Roma y su agobiante opresión.
Pedro no era la excepción. Cuando los soldados romanos fueron a arrestar a Jesús, sacó su espada y le cortó la oreja al siervo del sumo sacerdote.
Jesús lo detuvo, diciéndole: «Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?» (Juan 18:11). Horas después, le diría a Pilato: «Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos» (v. 36).
Cuando reflexionamos en el alcance de su misión, nos asombra el equilibrio de Jesús en aquel momento, ya que, un día, Él liderará a los ejércitos del cielo a la batalla. Juan escribió: «con justicia juzga y pelea» (Apocalipsis 19:11).
No obstante, al enfrentar la experiencia terrible de su arresto, juicio y crucifixión, Jesús aceptó la voluntad de su Padre y puso en marcha una serie de eventos que transforman el corazón.
Así, nuestro Conquistador poderoso
venció la muerte.
Oremos:
"Señor, dame sabiduría para controlar mis reacciones, Amen"
El verdadero autocontrol no es debilidad,
ya que surge de una auténtica fortaleza.
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Hno. Ben Ayala |
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